El problema de los sueños es que a veces se convierten en caprichos,
querés esa felicidad que soñaste o nada.
Cuanto más frondosa es nuestra imaginación, más grande es la decepción.
Cualquier detalle distinto a lo que imaginás arruina la felicidad.
Duele mucho la realidad cuando sos un soñador.
A veces uno cree que lo que duele es la realidad pero lo que duele es el ideal.
La vida que imaginás puede ser un sueño, pero también puede convertirse en una cárcel -